Entre las manos, hasta hace unos instantes -unos doce, exactamente- caían nueces pintadas con azúcar de colores.
Hoy entré en la fiesta y las nueces caídas germinaron en enormes arboles tecnicolores, cada metro cuadrado de pasto emanaba un olor delicado y penetrante, bastante similar al olor de las baldosas cuando llueve en verano, o al de una mujer acostada, agotada y riendo a carcajadas junto a uno en la cama, sin levantarse hace tres dias, mas que para lavarse las lagañas.
Ahora el clima amaina y la alarma del despertador me pide por favor que lo desconecte. Profundos mosaicos azules aparecen entre la oscuridad y uno tiene que pasarles un paño para ver el primer Sol de esta temporada, nada mas y nada menos que desde el Imperio del Sol, pavada de barrio para andar recolectando quien sabe que recuerdos...
Seguramente hay cosas que no quiero ver,
hoy prefiero aparecer y a las horas ya no estar
y que sientas que ademas de haber encontrado a quien te acompañe de acá en mas,
hay secretos para armar
recuerdos tan profundos que no fluyen con las sangre, tan... recuerdos...
Cada vez que entiendo que podes reventar
no olvido la mañana que te imaginé
siempre me atropella en la avenida el azar...
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