sábado, 16 de enero de 2010

Petit Nouvelle apocalíptica

Un estruendo ensordecedor, como un golpe hueco en sus cabezas, recaudó todas nuestras atenciones y redirigió nuestras miradas hacia el oeste.
Esa noche, el Sol nunca amaneció.
El paso de las horas enfrió nuestras esperanzas; el miedo a la luz, con el paso del tiempo, se convirtió en parte del instinto.
El hombre nuevo no es capaz de imaginar que este cielo negro cachimba, alguna vez fue celeste.
El hombre nuevo le teme al espejo, es su propia sombra; es la utopía de todo enemigo.

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